Recibiendo a los Nuevos Delegados

Me encontraba en el despacho de dirección, leyendo unos cuantos apuntes sobre la recaudación de dinero para el viaje de finales de curso. Los chicos estaban muy entusiasmados, y todo tenía que marchar perfecto... ¡Cómo no! No de podía esperar otra cosa de algo que yo administrase. El director me llamó la atención, y me explicó que debíamos acoger a los nuevos delegados con respeto, a pesar de ser novatos. Yo sonreí amablemente, como siempre, y asentí. Estuviese o no de acuerdo, era algo que no podía expresar si quería conservar mi estatus.

Llegué corriendo a la sala de la dirección, casi sin aliento. Entré después de que otro chico entrase, y me arreglé la ropa para que no se notase demasiado que había ido corriendo.

-Siento la tardanza, señor director... urgencias en los vestuarios femeninos.

Dejé mis papeles a un lado, ya que parecía que la reunión iba a comenzar. Ya estábamos todos los interesados allí. Miré a Amber, Yo y ella ya teníamos confianza de haber sido delegados todo ese tiempo, pero a los otros dos ni los conocíamos. Miré ahora al director, que con un gesto me dio paso.

-Bueno, habéis sido convocados para ser los nuevos delegados del Internado Green Valley.

Puse los ojos en blanco al escuchar el vocabulario del nuevo delegado. ¿Cómo podían los alumnos estar a favor de ese tipo de conductas? El mundo definitivamente se estaba volviendo loco. Aún así mostré mi mejor sonrisa y le eché un capote a Travis, que tenía la paciencia un poco más cortita que la mía.

-Los alumnos son quienes eligen a sus delegados, no nosotros. Ellos os proponen y nosotros intentamos inculcaros la importancia de nuestra labor-dije con el mentón bien alto, agitando a un lado mi rubio cabello de forma provocadora.

-Es bueno que al menos uno de los dos esté dispuesto a aceptar su puesto-comenté riéndome divertido, pero al mismo tiempo recatado, y devolví mi mirada al otro chico-. En cuanto a usted... espero que comprenda que esto es un trabajo serio y respetable como cualquier otro. Si esos chicos han decidido escogerle como delegado es porque confían en que usted sepa defender sus propuestas y quejas llevándolas a un nivel profesional.

Miré a Travis, que parecía a punto de explotar. Y de nuevo intenté ayudarle. Saqué unos papeles y se los entregué a los dos nuevos.

-Tenéis que firmarlos. Haciéndolo os comprometéis a ser sinceros y a ayudar a los alumnos de vuestro curso. Además, prometéis asistir a todas las reuniones que se convoquen entre delegados y otros altos cargos.

Mientras ellos firmaban, me acerqué a Amber sonriéndole y le pasé un brazo por encima de los hombros, besándole la coronilla de modo divertido.

-Gracias por ayudarme rubia-le susurré al oído.

Vi cómo Travis cogía el papel, y lo dejaba en la mesa del director para que este lo guardase. Miró de nuevo al otro chico, realmente parecía que iban a llevarse como el perro y el gato. Yo miré a la rubia de arriba a abajo, desde su ropa y sus zapatos a su pelo... quizás hiciésemos buenas migas. Le tendí una mano.

-Soy Amber.

-Travis-dije algo molesto tendiendo la mano al moreno. No tenía nada en contra de él... simplemente éramos tan contrarios que casi podíamos ser enemigos a muerte.

Vi la tensión entre ambos, y esbocé una sonrisa divertida, mientras me los imaginaba en una película del oeste, en pleno duelo y a punto de desenfundar sus armas...

-Si queréis os traigo un par de pistolas y os matáis a tiros-dije riéndome, aunque Travis me lanzó una mirada que bien quería decir: no metas mas cizaña.

Me crucé de brazos y miré a otro lado. Prefería no hablar y meter la pata.

-No os preocupéis, tampoco íbamos a matarnos. ¿O es que dos personas no pueden desaprobarse mutuamente?

-Venga Travis... demuestra que tienes cerebro en esa cocorota rubia tuya, y deja de buscarte líos...-comenté divertida, y me acerqué al moreno con una media sonrisa pícara-. No le hagas mucho caso... últimamente tiene mucho estrés.

-Amber sabes que normalmente guardo la compostura... Es sólo el estrés... lo siento-añadí mirando a los otros dos. Al menos intentaría no armar broncas con ellos, que se suponía que eran mis compañeros de trabajo.